El
arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, dejó en claro su
negativa a que se le practique un aborto terapéutico a Beatriz, joven que
padece de insuficiencia renal y lupus, y quien espera que un fallo judicial le
dé luz verde para someterse a esta práctica.
Según
exámenes, al bebé que Beatriz lleva en su vientre no se le formó el cerebro y
la vida de la madre también peligra.
El
prelado católico dijo en la conferencia dominical en Catedral Metropolitana que
tanto madre como hijo tienen derecho a la vida. Dejó en claro la postura de la
Iglesia: "Es increíble, inhumano, contra la naturaleza y contra todo
principio".
Consideró
que el aborto no es la solución para los problemas de salud de la madre:
"Tengo entendido que la madre del niño no está en una situación de
cuidados intensivos".
"Para
mí quien tiene más peligro es el niño que está en gestación, hay todo un
esfuerzo por interrumpir su vida", dijo. Al ser consultado sobre la
esperanza de vida del niño, agregó: "Solo Dios sabe cuánto va a vivir ese
bebé que quieren matarlo antes de nacer".
También
fue más allá y se mostró preocupado de que detrás de la petición de aborto
exista, a su juicio, todo un "movimiento y agenda" para legalizar la
práctica en el país.
"Ya
veo el bisturí matando niños el día de mañana porque se abrió una puerta, qué
pena. Hay movimiento grande a favor del aborto en el mundo", dijo al
externar la preocupación de que el caso de Beatriz se convierta en
"emblemático" para este fin, como ha ocurrido en otros países.
También
dijo esperar que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) tome en cuenta en su
sentencia el artículo 1 de la Constitución que reconoce a la persona humana
desde el momento de la concepción.
La
situación de esta joven se ha tornado de interés mediático y de polémica entre
quienes le aconsejan el aborto y quienes le recomiendan que busque otras
alternativas.
Las
autoridades del Ministerio de Salud (Minsal) y organizaciones pro aborto
respaldan a la paciente para que termine con el embarazo; sin embargo, otros
sectores, como la Asociación de Bioética de El Salvador, consideran que no se
puede salvar a uno y matar a otro directamente.